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miércoles, 5 de marzo de 2014

El Sonido de las letras (iv): ¿Quién es Javier?

Esta semana me gustaría hablar un poco de Javier, el tercer protagonista de Sin Alas, y no por ello menos importante. Escribiendo la historia le cogí mucho cariño a este chico, lo hice de mi familia y sentía tanto amor y lástima por él como su hermana Amelia, hasta el punto de... Bueno, no cuento más.


La música que acompaña las palabras es Why does she have to die? de la banda sonora Finding Neverland.

Feliz Lectura.

Extraído de Sin Alas:

''A veces, cuando me aburro, lo que ocurre con mucha frecuencia, me imagino mi entierro. Puede parecer horrible, casi macabro, lo sé, pero me gusta. Me produce un placer difícil de explicar, un tanto gore. En la fantasía han venido a despedirme mi familia, todos mis amigos, y también muchas personas que no conozco, pero que quieren acompañar a mis más allegados en su dolor. Todos te quieren cuando te has muerto. Todos lloran por ti. Dicen que eras muy buena persona. Que ha sido una pena enorme que hayas muerto tan joven. Que no merecías morir en la flor la vida. Que Dios hace a veces cosas inexplicables, ajenas a la lógica.

Me imagino en la primera fila a mi familia. Papá y mamá junto al féretro elegantemente vestidos de negro abrazados por la cintura. Papá compuesto conteniendo las lágrimas, mamá llorando desconsoladamente. Esther a su lado con vaqueros y suéter negro, también llora sin parar con los hombros agitados y un pañuelo arrugado en la mano. A su lado, Lili, mi teta favorita, con expresión sombría, pensativa. Intenta reprimir el llanto, ser la fuerte por los demás. Sé que será la que más me echará de menos cuando me vaya. La veo guapísima con su pelo ondulado completamente dorado, desafiando insolente el luto. Lleva un vestido negro, pero no parece que esté en un funeral. Va tan impecable que parece que se ha arreglado para una fiesta.

En la ceremonia, mi padre pronuncia un discurso fantástico usando un tono conmovedor y triste, al más
puro estilo americano y todos asienten afligidos con la cabeza ante sus palabras. Algunos rompen a llorar como madalenas y otros se suenan los mocos. Es perfecto. Cuántas más lágrimas y mocos mucho mejor. Me encanta la tragedia.
Mis amigos se han sentado un poco más atrás. Están desolados intentando no llorar, para no parecer unos merengues blandengues, pero sé que están llorando por dentro. Con un nudo en la garganta de esos que duelen tanto que te deja la cabeza embotada. No muy lejos está Sandra, preciosa, como siempre, con los ojos enrojecidos de tanto llorar, preguntándose por qué nunca fue mi novia, lamentándose de no haber follado conmigo mientras vivía.

No siempre es mi padre el que hace el discurso, algunas veces es Lili y otras son mis amigos los que leen elegías en mi memoria y dejan flores sobre la tapa de mi ataúd. Me imagino la ropa que llevan y también lo que dicen. Incluso me gusta imaginar lo que están pensando. Es curioso, pero siempre es invierno, porque hace frío, mucho frío. Todos llevan ropa abrigada. Supongo que es porque mi subconsciente sabe que moriré muy pronto. Además, hay una particularidad recurrente. Siempre, siempre, está lloviendo. Todos los asistentes llevan paraguas, abrigos o anoraks puestos con restos de gotas, resbalando y mojando el suelo. Es como si el cielo quisiera acompañarlos en su pena y llorara por mí. Tal vez, pienso que el Sol no pueda lucir el día que yo me vaya al cielo. Porque pienso ir al cielo. No puede ser de otra manera. He sido bueno. Quizá por eso Dios me quiere a su lado. Mientras subo, miro hacia abajo y me despido de todos ellos. En el cielo puede que consiga al fin sentirme bien. Allí ya no me dolerán los huesos. Volveré a tener pelo y quizá conozca a una buena chica con ganas de hacer el amor conmigo y deje de ser virgen, por fin.''



1 comentario:

  1. Me encanta la música que eliges para acompañar los textos. Me parece una gran idea que le pongas banda sonora a tu libro.

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