Uno de los momentos más especiales de la novela es cuando al fin Mark y Amelia bailan por primera vez. ¿Qué tendrá la música para arrancarnos tanto sentimiento? Aquí dejo el fragmento del texto acompañado de la canción que escuchaban los protagonistas: Morning Bird de Sade.
Extraído de Sin Alas:
''―¿Quieres
bailar? ―pregunta Amelia
La
pregunta no se hace esperar la respuesta, Mark se acerca a ella y tomando sus
manos las posa en su nuca, luego le recorre lentamente los brazos desde las
muñecas a los hombros, para seguir descendiendo por su espalda, ciñéndole la
cintura, suave pero firme. Amelia muy a gusto con la posición se aprieta contra
su cuerpo y apoya la mejilla en su hombro. Comienzan a mecerse mutuamente al
ritmo de Morning bird. Dulce, lenta,
embriagadora, excitante, casi mística. Amelia no puede creer todo lo que está sucediéndole.
Todo ha ido tan rápido, demasiado veloz, lo sabe, pero siente que debe ser así.
Las cosas con Mark deben ser así o no podrán ser de ningún otro modo. Está un
poco chiflado, pero le da igual. Le gusta. Mejor dicho, está loca por él.
Mark
se siente extraño, como nunca antes, le encanta la suavidad del cuerpo caliente
de Amelia entre sus brazos, pero de nuevo todas esas inquietantes caricias están
despertándose voraces y nota que su fracción humana comienza a dominarlo. Aquello
lo sigue asustando. Sabe sobre ello, lo ha escuchado incontables veces en los
pensamientos de sus almas, pero siembre ha intentado no prestar atención a dichos
sentimientos, no debía hacerlo, pues eran asuntos íntimos. También lo ha leído
muchas veces en los libros. El amor es una parte muy importante en la vida de
los humanos, y como tal se refleja en sus escritos. Tampoco entonces había
conseguido traspasarle, pero ahora sintiéndolo bajo su propia piel, y cada vez
más patente y vívido, se siente paradójicamente atemorizado y envalentonado. La abraza con
fuerza, asombrado por la luz que siente crecer lentamente en su interior y que
despeja poco a poco las tinieblas que lo han angustiado la última semana. Escucha a Sade susurrarle al oído que Amelia es la semilla
de sus sueños y que sin ella nunca más podrá encontrar la paz.
«Si me dejas libre, no correré, no correré. . . no correré.
. . ».
Mark no
quiere correr, no quiere estar en ningún lugar donde ella no esté. Esta nueva
libertad para amar y ser amado ya no le da miedo. Siente ganas de llorar. Frota
suavemente su mejilla contra el cabello de Amelia. Una caricia suave que fusiona
su dicha y su llanto. Al cabo de un momento, echa el rostro un poco hacia atrás
y busca sus ojos. No le avergüenzan las lágrimas que los humedecen. Amelia le
besa los párpados y borra las lágrimas con sus labios. Mark pega su frente a la
de ella y sigue el suave vaivén de la dulce canción.''
En un principio no sabía qué tipo de novela sería, pero poco a poco me fue enganchando y al final me supo mal que terminase. Me quedé con ganas de más.
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